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El adiós

Meses atrás ya había empezado a despedirme de familiares, amigos y conocidos.


Cuanto más se acercaba mi partida, más difícil me resultaba dedicar tiempo a las personas que significaban algo para mí.


Intenté no mostrar ninguna emoción, ya que para mí era importante pasar los momentos que me quedaban juntos sin preocupaciones ni tristeza. Aún tendría tiempo suficiente para darme cuenta de que no vería a las personas más importantes de mi vida durante mucho tiempo.


Especialmente la última semana antes de irme, que utilicé sobre todo para los últimos preparativos y para pasar tiempo con la familia y los amigos, me pareció muy intensa.


El día antes de irme, mi mejor amigo pasó la noche conmigo, luego caminé con mi padre por una pequeña colina desde mi casa por última vez y disfruté de la vista. Luego me llevó a casa de un buen amigo de los viejos tiempos, donde pasé mi última noche en Suiza.

A la mañana siguiente conduje hasta casa de mi madre y mi hermano. Hicimos las maletas y nos preparamos.


Mi padre volvió a aparecer brevemente para darme el último adiós. Me dolía, había tantas cosas sin decir y, sin embargo, era hora de irse.

Mi madre, mi hermano y yo subimos al coche y nos fuimos. La última parada fue una visita a mi abuela. Significaba mucho para mí poder verla al menos una vez más, ya que era probablemente la última vez en mi vida. Me dolía muchísimo tener que dejarla sola, ya que me había dado tanto. Aunque sabía que la cuidaban bien, no fue fácil.


Después de un rato, me despedí y seguimos conduciendo. Cuando llegamos a la frontera, miré hacia atrás con tristeza todo el tiempo que pude, sin saber cuándo pisaría mi tierra natal.


Disfruté mucho de los últimos días con mi familia, ya que me daban un poco de seguridad por el momento y hacía mucho tiempo que no los veía.


Viajamos juntos por Alemania y Dinamarca, visitamos juntos Copenhague y Malmö antes de pasar los últimos días en Estocolmo.

Durante mucho tiempo pareció que ninguno de los dos se daba cuenta de lo que nos esperaba. Pero a medida que se acercaba la despedida, tuve la sensación de que todos nos dábamos cuenta de que había llegado el momento.


Una última foto, un último abrazo, un último saludo y un último adiós. Esperé hasta que ya no pude verlos, me di la vuelta y di rienda suelta a algunas de las emociones contenidas.

Me sentí liberada, aunque todo el caos emocional seguía presente, intenté distraerme un poco, mirar hacia delante y centrarme en la siguiente parte de mi viaje.


Lo que es y lo que fue sólo se aclarará cuando nos despidamos....


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Andrea Erne CH07 0076 1502 5100 6200 2

Estoy agradecida por todo.


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